Túneles. Mascaras. Vehemente pasión. Vehemente odio.
Todo se aleja, mejor.
Que tu rostro se vaya con el humo ¿Lo sientes? ¿Sientes como te empujo hacía el abismo?
Todo. Nada.
La ventana esta al revés, igual que tú, igual que yo.
Dentro de la ventana hay (o parece haber) un cielo azul, un azul oscuro, hermoso pero oscuro.
Como nosotros, el azul, ese azul hermoso va desapareciendo, va siendo borrado (¿Por qué? ¿Por quién?).
Ahora en su lugar, aparece un rojo intrigante pero ausente.
Sangra, sangra por mi… Llora, cielo… Me aferro a ti, buscando refugio, como un indigente lo haría en un albergue, solo que este albergue, esta en su totalidad lleno de caníbales. Igual que tu, cielo.
Palabras. Miradas. Nada dice nada.
Pero tu sangre… Pero tu cielo.
martes, 10 de noviembre de 2009
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