Todas las estupideces que hice, los libros y el alcohol detonaron algo en mí y no pude evitarlo, el error fue escribir.
Yo me reduzco a sobrevivir las noches, vivir los insomnios y maquillar las ojeras.
...Y ensordecer lo que escuché, en aquel tiempo cuando la muerte cegaba nuestro instinto. La típica sordera de las buenas noches, la neblina de la literatura y tus regresos.
Yo sé, la amas con el tinte de su fidelidad...
Pero yo me quemo caminando sola por las aceras, siguiendo los egoísmos naturales de los que no duermen.
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