El parque Lezama, Santelmo y básicamente... cualquier parte de Buenos Aires en la noche provoca enamorarse o ser escritor, evidentemente si vienes acá y no te enamoras terminaras escribiéndolo... Y es que sí, las calles tienen ese Que se yo, antiguas, con historias, con una tristeza aceptando (que no es lo mismo que tristeza negada)
Como quien está resignado, pero tranquilo y quien sabe... Ese optimismo dormido, no sé, tal vez sea la ciudad o sólo yo. Sí, quien sabe.
Desde el balcón de la casa, cuando te asomas en la madrugada, todo parece una fotografía o una vida en espera. Sólo silencio y calle, nada más, ese Nada que desespera, pero te acercas igual para alejarte un poco, todo se contradice (pero) con sentido.
Creo que es mi cuerpo diciéndome algo, o S. diciéndome que no me enamore. Intenté controlarme y físicamente me dolía, así que me dejé llevar y me di cuenta de que había luna llena...
Me di cuenta de muchas cosas, imposible no hacerlo con este otoño acompañado de Phillip Morris y unos cuantos ciegos.
"No podés evitar ser un tango y si tenés suerte, sos un recuerdo." No te mueras sin decirme a donde vas.