Ahora tengo un sufrimiento de mentira. Ya no escribo como antes, ya no puedo ser sincera conmigo misma. Sé lo que me pasa, pero no puedo decirlo.
Sufro más y siento menos.
Está ahí, cada vez que cae la contestadora.
En las llamadas perdidas.
En los DM que leo tarde.
Soportar, soportar, soportar...
hay un límite en desconocerse. Hay un límite en sufrirse y no se da cuenta.
Me gustaría que lo supiera. Que sintiera cuando no grito, cuando le bajo el volumen al silencio y me buscara.
Hay sueños que no pueden domarse, sobre todo los de los insomnios. Yo lo sé y lo busco.
Pero para mí nadie viene, nadie llega.
Mis amigas dicen que tienen ganas de conocer a un extraño y bailar.
Yo quiero conocerlo a él. Quiero que me conozca a mí y siga con ganas de sacarme a bailar.
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2 comentarios:
llegué a esto aleatoriamente y es increíble cómo, casualmente, explica mucho de lo que quiero decir. A mí también me gustaría que lo supiera, que cuando las intenciones sean bajarle el volumen al silencio, que la apatía le acompañe en picada.
Hanni apoyaba a Rilke en eso que no hay permanecer en ninguna parte; pero también cree en la paciencia y en su capacidad de tejer una -rara y secreta fidelidad-
Me gustó mucho, Nati. Quizá sea eso mismo. La conexión tácita y unidirecional. La melancolía de toparse ajenamente con algo propio.
Me gusta tu forma.
Tu forma que sirve de fondo para leer entre líneas (sin dislexia).
Sufro más y siento menos; pero puede que sufriendo menos no vaya a sentir más.
Me tripeo tu blog, chama.
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