Un árbol cayó cerca de nosotras, desayunábamos bajo techo y un grito salió de mi boca de la forma más paranoica, como si estuviera poseída o gravemente perturbada - Me voy a morir- grité, tapándome la cabeza y cerrando los ojos, esperando el impacto del golpe y la muerte. Fue entonces cuando escuché las risas de mis amigas que se burlaban de mi psicosis y hacían chistes sobre cómo un árbol caería encima mío dentro de un edificio, porque así es mi suerte y la merezco. Lo sé.
Al mediodía, A. y yo decidimos fugarnos del colegio; A. quería ir a la peluquería y yo quería dejar de verle la cara a los profesores y largarme, pero la recepcionista vieja que nos deja salir temprano no estaba, en su lugar estaba la ogra mayor que nos mantiene cautivas en la cárcel escolar. Así que tuvimos que fugarnos saltando "la reja", la reja por la que todo el mundo se ha fugado menos yo. Porque no soy de las que miente, soy de las que sale por la puerta y más importante: Le tengo miedo a las alturas.... Un miedo terrible.
Pero pensé que no podía graduarme sin fugarme por la reja, así que me atreví; A. fue primero y me esperaba del otro lado impaciente, tímidamente escalé y cuando ya estaba en la cima, los niños cerca del lugar decidieron que sería gracioso moverla para asustarme... Pero mi reacción no fue normal; me aferré a ella como si mi vida y cordura dependieran de ello (lo peor es que... realmente, era así), grité como demente... Y era gracioso, más niños llegaban a moverla en tono de chiste y todos se reían, menos yo que estaba llorando asustada y no pensaba en qué tan inmaduros eran o en cuánto los odiaba, yo pensaba (y mis pensamientos son asquerosamente gráficos) en que me iba a caer, me fracturaría la pierna, no llegaríamos a tiempo a la clínica, se me infectaría en el camino y tendrían que cortármela... Y como yo soy de las que prefiere morir antes que ser una lisiada, mi cuerpo sería enterrado con una pierna engangrenada. Acepté ese hecho en fracción de segundos. Uno de los niños que miraba a lo lejos, mientras fumaba un cigarro les dijo que me dejaran y alentó a otro de sus amigos que observaba desde el lado de la reja hacía el cual me dirigía, a que me ayudara, con un poco de ayuda de ambos, logré bajar, ni siquiera les di las gracias, sólo corrí con A. hacia la calle, almorcé con ella y me fui a la deriva, lejos.
...Pero el metro en hora pico es una amenaza para la gente chiquita y pisable como yo, quería regresarme, pero la gente me fue empujando hasta que no tuve más opción que entrar. Cuando salió en la primera estación y me empujaron hacia afuera, vi un jardín, ya estaba muy cansada y me acosté a dormir, tratando de calmarme y reírme de mí misma y lo exagerada que había sido.Luego escuché la ambulancia.
Okey, no estaba viva. Pero por lo menos tenía razón, eso siempre me alegra el día.
1 comentario:
Pff, arrechisimamente escrito mi Nats, te felicito, otra vez, de tantas que vendran y hubo <3
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