No es la Zona de promesas de Cerati, es la Zona sísmica de mis creaciones frustradas, de las humillaciones de los que siguieron de largo de la mano de sus nuevas novias. Pregunté ¿Qué importa? negándolo todo, porque tú hacías lo mismo, preocupado (y no). Me fui quedando sin respuestas, sin pianos, sin abismos.
Y luego, volvemos al día a día, al noche a noche, al mundo que gira al rededor del funeral de tu mamá, al blog de ladillados, a las clases en mute, a firmar planillas para pedir dólares, a olvidar un poco las calles de Buenos Aires, a olvidarte.
-Y si no olvidamos ¿qué importa?
-Sí importa.
Crees que me sorprende la sonrisa frente al espejo, la sonrisa de indiferencia y tinta seca, la sonrisa de fotocopia.
La sonrisa de que me pasaste por al lado y no te diste cuenta de que te estabas masturbando
sin bajarte el cierre
y sin saber que te estaba tocando.
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