Tú me das asco, todo me da asco y creo que nadie entenderá jamás lo mucho que te amo y lo mucho que la odio.
Estoy reviviendo el final del poema, cada segundo, todos los días. Sé que no cambiará y mientras tú vives su vida, yo muero la tuya.
Hundiéndome. Olvidando. Muriendo.
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